¿Qué es?
La columna vertebral está formada por una cadena de vértebras que sirven como principal soporte del cuerpo, permite el movimiento y protege la médula espinal, la encargada de transmitir los mensajes desde el cuerpo al cerebro y viceversa. Al sufrir un trauma en la columna vertebral, cuando una zona de esta se flexiona o compromete más de lo normal o de forma brusca, puede provocar la fractura de un hueso o desgarro de ligamentos.
¿Por qué se produce?
Las causas pueden ser por traumas menores en el caso de pacientes con osteoporosis donde el hueso es más propenso a fracturarse frente a golpes o movimientos que no causan daño en otras personas. Por otro lado, traumas más severos como accidentes de auto, caídas de altura, o lesiones deportivas, pueden generar lesiones severas con una columna inestable y riesgo de daño a la médula espinal, siendo las más frecuentemente dañadas la zona cervical y dorsolumbar.
¿Cuáles son los síntomas?
- Dolor dorsal o lumbar.
- Síntomas por afectación nerviosa.
- Incapacidad para realizar la actividad normal.
- Una persona puede estar asintomática en reposo, pero con dolor dorsal o lumbar e incluso radicular (se extiende dolor hacia pierna) al ponerse de pie y caminar, lo que nos indicaría que la fractura puede ser inestable.
¿Cuál es el tratamiento?
Si es una fractura estable y el dolor está controlado, se puede tratar de forma conservadora, dependiendo de la indicación del traumatólogo con medicación vía oral, ortesis, reposo relativo y terapia kinesica con el fin de recuperar la movilidad y estabilizar la zona dañada.
Si el tratamiento conservador no da resultado o la fractura es inestable se puede indicar resolución quirúrgica con el objetivo de estabilizar el hueso roto y actuar en las terminaciones nerviosas del cuerpo vertebral para reducir el dolor, la que posteriormente iría acompañada de rehabilitación kinésica para disminuir sintomatología, recuperar movilidad y musculatura correspondiente.