Se define como el engrosamiento anormal de la fascia palmar, un tejido fibroso bajo la piel que protege las estructuras profundas, como tendones y nervios. En etapas iniciales generalmente se observa un nódulo en la palma de la mano, y puede llegar a evolucionar en cuerdas fibrosas que se palpan bajo la piel. Algunas veces, estas cuerdas pueden contraerse y forzar la flexión permanente de los dedos.
¿Por qué se produce?
Se desconoce el origen de la enfermedad, pero puede ser asociada a factores bioquímicos de la fascia palmar. Es más común que se presente en hombres sobre los 40 años, sin existir evidencia que demuestre relación con lesiones traumáticas o algún tipo de ocupación específica.
¿Cuáles son sus síntomas?
No se caracteriza por ser dolorosa. Los nódulos palmares en un principio pueden molestar levemente, estos son firmes y adheridos a la piel, pudiendo llegar a desarrollarse una cuerda fibrosa que se extiende desde la palma hasta los dedos, afectando generalmente a los dedos meñique y anular, limitando la capacidad manipulativa de la mano. En muchos casos puede haber compromiso de ambas manos, pero no necesariamente con el mismo grado de avance. La progresión de la enfermedad es impredecible, en algunos pacientes solo aparecerán unos nódulos y en otros llegará a comprometer severamente la extensión de los dedos.
¿Cuál es el tratamiento?
Dentro del tratamiento, la terapia kinésica juega un papel importante para recuperar la función de la mano, disminuir el dolor y minimizar la discapacidad. Esta incluye liberación miofascial, ejercicios de movilidad y flexibilización, educación al paciente, entre otros. Independiente de la técnica utilizada, el objetivo del tratamiento es permitir la extensión de los dedos y mejorar la funcionalidad de la mano. No se recomienda dejar avanzar la enfermedad sin observación, dado que las contracturas severas tienen mayor riesgo quirúrgico y peores resultados funcionales.